La decisión de renunciar a mi ingreso fue difícil y fácil a la vez.

Fue difícil porque estábamos en una situación precaria (plandemia) y en ese momento tenía la oportunidad de volver al trabajo; aparte de que ya estaba acostumbrada a recibir mi salario y tengo mucho, mucho entrenamiento social para sentir que si no “genero” nada pues, valgo poco y poco contribuyo.

Fue relativamente fácil porque tuve el apoyo de mi esposo, estaba a punto de dar a luz a Elena, no me gustaba lo que hacía y además era algo que venía pensando y deseando desde mi primer embarazo.

Vivir de un solo ingreso no ha sido fácil.

Aunque ahora percibimos más dinero que cuando ambos trabajábamos, todos sabemos que desde que empezó la plandemia ha habido una inflación impresionante, el dólar ha estado fluctuando mucho (cuando baja, no nos conviene) y en general ajustarse a vivir de un solo ingreso toma tiempo, trabajo, ajuste y paciencia.

Otro factor es que en ese año (2020) incurrimos en deudas (necesarias) para sobrevivir y ahora es que estamos logrando salir de ellas.

Aquí les listo algunas cosas que hemos hecho y sacrificado para lograr que yo no trabaje sin morir en el intento.

Aprender (un poco) sobre finanzas: aprender a hacer un presupuesto, a revisar cuentas y a pagar las deudas de manera más eficiente nos ha ayudado bastante. Christian es mucho mejor que yo en cuanto al presupuesto se refiere, pero ahí vamos.

Hablar y ponernos de acuerdo acerca de cuáles gastos son necesarios: si no estamos en la misma página, pues esto acarrea problemas. Por eso cada compra que estamos pensando es sopesada entre los dos y, si queremos hacernos regalos o algo así, nos ponemos un presupuesto (por ej. Que el regalo no pase de RD$2,000.00). Esto nos ayuda a que siempre saber con cuanto contamos.

Evitar compras por impulso: yo peco de esto jejeje. Aunque he mejorado mucho con el tiempo. Tener el dinero contado me ayuda a frenarme cuando quiero comprar cosas por el placer de comprar. Siempre que veo algo pienso si realmente es necesario, si lo voy o vamos a usar o va a estar cogiendo polvo en la casa. Claro, a veces caigo y compro de más, pero es una ocurrencia poco común.

Evitar comer fuera de la casa: esta siempre ha sido una de las trampas que más nos agarran, primero porque nos gusta la comida y segundo por vagancia. Era el caso que salíamos a comer porque nada mas pensar en el fregao post comida me daba un ataque nervioso. Ahora, sobre todo después de mudarnos de Santo Domingo, hemos ido aprendiendo a lidiar con esa situación y a ensuciar poco en días que son más de descanso, como los domingos.

Buscar formas de que la compra salga más barata: No voy a decir que soy la que mas ahorra en cuanto a la compra del supermercado, porque no es verdad. Tengo mis prioridades en cuanto a ciertos productos y estoy dispuesta a pagar precio premium por calidad. Pero sí nos hemos tomado el trabajo de, en cada sitio que vivimos, investigar donde se pueden comprar ciertas cosas de mejor calidad (como la carne) a mejores precios.

Otra cosa que he hecho es ir al Supermercado Bravo. Señores, el Bravo me causa ataques de ansiedad y tengo que planear estratégicamente a qué hora voy a ir, pero me sacrifico porque la realidad es que en ciertos productos si vale la pena como, por ejemplo, la mantequilla, la manteca, el bacon, etc. Por esos productos voy y compro suficiente para no tener que volver hasta el próximo mes.

Otra cosa que me ayuda con el presupuesto del supermercado es comprar suficiente de la despensa y el freezer para que me dure hasta el próximo día de pago, así no tengo que estar en el súper cada dos días, porque a uno siempre se le pegan cosas que no estaban planificadas.

Aunque no hago meal planning, sí se lo que nos gusta comer, pues puedo prever que vamos a necesitar a inicios del mes.

No tomar “vacaciones”, hacer viajes impromptu o ir a los sitios de moda: lamentablemente, debido a la situación económica de los últimos años, nosotros no hemos podido irnos de “vacaciones” y tampoco es que me haga mucha falta, la verdad. Quizás después que pase este año podamos o incluso este mismo año, pero no es algo que es prioridad para mí.

Los viajes que hacemos siempre son medio planificados, ya sea un día en la playa, a otro pueblo o lo que sea; y siempre trato de traer snacks y comida de la casa para evitar esos gastos. También trato de investigar donde podemos ir que sea o gratis o, por lo menos, económico, porque sí queremos conocer lugares y exponer a los niños a diferentes ambientes (si son ambientes naturales, pues mejor).

Algo que hemos hecho es incorporar en nuestro día a día y en nuestra semana tiempos de descanso y esparcimiento y tratamos de vivir a un paso más tranquilo y sin corre corre, lo que evita que sintamos que NECESITAMOS vacaciones.

No pagar servicios innecesarios: cable, netflix, visitas mensuales al pediatra, etc. No son parte de nuestro presupuesto.

Comer y tener hábitos saludables: No puedo explicar el ahorro que experimentamos, porque casi nunca nos enfermamos, no hemos necesitado médicos ni hecho visitas a la clínica en un buen tiempo, etc. La inversión que se hace en buena comida y en tiempo para los buenos hábitos vale la pena.

Aprender habilidades para atender la casa: desde aprender a limpiar y mantener la casa en orden, hasta aprender a hacer pan, yo puedo mantener mi casa. ¿Que si me gustaría una manita de vez en cuando? CLARO, pero puedo hacer las cosas de la casa sin sentir que me ahogo; y aunque a veces hay un día que me extra limito y termino agotada, sé que al día siguiente probablemente tendré poco o nada que hacer y aprovecho para descansar o hacer cualquier otra cosa que sea de mi interés (como escribir este post).

Decidir educar en casa: aunque, en mi opinión, mis hijos no están en edad de actividades escolares y aun no hacemos nada oficial, no tenerlos institucionalizados ha sido una de las mejores decisiones económicas que hemos hecho. Aunque obviamente la economía no es la única razón por la que lo hemos decidido.

Cuando me hablan de que yo tendría más tiempo para mí si ellos estuvieran en el colegio y todo lo demás, lo que pienso es: actually…en verdad nope; porque si ellos estuvieran en el colegio yo TENDRIA que trabajar sí o sí y todo mi salario se fuera en pagar colegio, útiles escolares, transporte y cualquier actividad que se le ocurra a dicha institución.

Así que, al analizarlo, mejor los educo en casa (por esta y mil razones mas).

Coger todo lo que nos ofrecen y a pedir ayuda cuando es necesario: ya sea dinero, ropa, comida, salidas, todo lo aceptamos. Aprender a recibir y agradecer ha sido crucial en este camino. Gracias a esas ofertas muchas, muchísimas veces hemos podido cerrar el mes sin mucho trauma.

Aprender a agarrarnos y a confiar en Dios: Sé que estoy haciendo la voluntad de Dios porque desde que tomamos esta decisión Él ha estado más generoso que nunca con nosotros.

Por Ej. Cuando Elena nació tomamos la decisión de que Christian dejara el trabajo que el tenia que, como quiera, resolvía poco. En ese mismo momento le entraron trabajos freelance que nos permitieron cerrar ese año; y al inicio del año siguiente (2021) le dieron el trabajo que nos ha mantenido hasta el día de hoy, del que percibimos suficiente para cubrir los gastos fijos y comprar un heladito.

Siempre que hemos estado en necesidad o entra un trabajito freelance que cubre y sobra o nos ofrecen ayuda para resolver y sin pedir nada a cambio.

Hemos sido muy, muy bendecidos durante todo nuestro matrimonio, pero en estos años más que nunca.

Por la fidelidad que Dios nos ha mostrado es que yo, por más que me digan que si los niños estuvieran en el colegio, que si yo trabajara esto o aquello, no doy vuelta atrás.

La satisfacción de hacer lo que me toca y los regalos que recibo a través de ello, no tienen precio ni comparación.

Por ahora no se me ocurre nada más.

Espero que esta publicación te motive, si ya lo estas pensando, a lanzarte y hacer lo que realmente quiere tu corazón: cuidar de tu hogar y de los tuyos a tiempo completo.

¿Qué cosas haces tú para arroparte hasta donde la sabana te dé?

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