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Amo la fisiología, y la fisiología del parto la amo aún más.

Pienso que en ella se refleja la perfección de la creación y, también en ella, es evidente que la intervención humana, cuando ese diseño está funcionando, puede causar más mal que bien.

Aunque hay otras cosas que podrían influir e incluso alterar el proceso de labor de parto y nacimiento, la sinfonía hormonal es el elemento más importante para que el mismo sea más fácil e incluso disfrutable.

El flujo de estas hormonas es altamente sensible a las circunstancias externas de la parturienta, por lo cual, es muy importante que elijamos bien dónde y con quien vamos a vivir esta experiencia.

Las hormonas principales en la labor de parto son la oxitocina, las beta endorfinas, las catecolaminas y la prolactina. Cada una se va liberando en etapas diferentes del parto, hasta que al final todas concuerdan en la emergencia del bebé, para que la misma sea rápida, efectiva, segura y extática.

Nadie sabe aún que es lo que causa que la labor de parto inicie, pero se sabe que existen otras hormonas que influyen en el proceso como el estrógeno, la progesterona, el cortisol, la melatonina y la hormona liberadora de hormona adrenocorticotropa (CRH).

También, dentro de este menjunje se encuentra el SP-A, una proteína producida por los pulmones maduros del bebé que se mezcla con el líquido amniótico y podría estimular directamente al útero.

No se sabe a ciencia cierta cómo influyen el estrógeno (a modo de estriol) y la progesterona en las semanas que preceden a la labor de parto para colaborar con la iniciación del mismo, pero si se sabe que el estriol, del cual hay un pico justo antes de la labor de parto, aumenta el número de receptores de oxitocina y las uniones gap en el útero.

En preparación para el parto, el estrógeno y la progesterona en conjunto activan caminos para analgésicos opiáceos endógenos en el cerebro y la medula espinal.

Vamos a empezar hablando sobre la oxiotcina. A este punto creo que todos sabemos qué es la oxitocina, también llamada la hormona del amor y de la conexión.

Si has estado embarazada y nunca has oído hablar sobre la oxitocina, entonces tal vez te conviene interesarte más por investigar durante tus embarazos.

La oxitocina es el más poderoso uterotónico y está relacionada con las contracciones uterinas de todas las especies de mamíferos. Se libera en pulsaciones hacia el torrente sanguíneo entre cada 3-5 minutos durante la labor de parto temprana, liberándose en intervalos más cortos a medida que la labor avanza.

Durante el embarazo esta hormona se secreta en grandes cantidades y actúa para aumentar la absorción de nutrientes y conservar energía, ya que hace que las mujeres sientan mas sueño.

Durante el embarazo también se produce la enzima oxitocinasa para metabolizar la oxitocina. Durante el parto los niveles de esta encima aumentan, lo cual es importante para asegurar que los niveles de oxitocina caigan considerablemente entre contracciones, logrando que los receptores estén expuestos a la hormona solo durante las mismas. Esto evita que el útero se “canse” teniendo que recurrir a “apagar” receptores, lo cual podría estancar la labor de parto. Es decir, que la enzima hace que el útero se mantenga sensible a los efectos de la oxitocina durante toda la labor de parto.

Esto no pasa durante una inducción con oxitocina sintética, aunque el pitocin o sintocynon sea administrado de manera pulsátil, porque el cuerpo no responde de la misma manera, causando que muchas veces las inducciones (sobre todo si son muy tempranas) terminen en cesárea.

La oxitocina también se produce en la placenta, en las membranas fetales, es producida por el bebé y se encuentra en el líquido amniótico.

Al final de la labor de parto se comienza a producir aún más oxitocina. Esto causa contracciones muy poderosas que ayudan al bebé a descender rápidamente.

Cuando la cabeza del bebé comienza a estirar los tejidos vaginales la glándula pituitaria recibe la señal de liberar aún más oxitocina. Esto crea un circulo virtuoso llamado Reflejo de Ferguson. Aquí la acción de la oxitocina se junta con la acción de las catecolaminas provocando el Reflejo de Eyección Fetal, haciendo que el bebé pase por el canal de parto y nazca de manera rápida, segura y eficiente.

Durante el posparto inmediato se seguirá produciendo esta hormona, que sigue provocando contracciones para alumbrar la placenta y contraer el útero para que vuelva a su tamaño pre embarazo.

La oxitocina se seguirá produciendo a través de todo el posparto por medio de la lactancia donde tiene otras funciones.

Ahora hablemos de las beta endorfinas que son opiáceos producidos de manera endógena por la glándula pituitaria. Ayudan a recuperar la homeostasis durante situaciones de dolor y estrés, ya que actúan como un analgésico natural.

Estas hormonas suprimen el sistema inmune, lo cual puede ser importante durante el embarazo para prevenir que el sistema inmune de la madre actué contra el bebé reconociéndolo como un material genético diferente al de ella.

Durante el embarazo las beta endorfinas también se encargan de mantener la oxitocina al ras, para evitar el comienzo de un parto prematuro.

Durante el parto estas hormonas se encargan de ayudar a que la mujer trascienda el dolor de las contracciones, haciéndola entrar en un estado alterado de consciencia. También promueven la producción de prolactina, preparando las mamas para la lactancia y ayuda en la maduración de los pulmones del bebé.

El bebé también produce beta endorfinas durante el parto, lo cual podría hacer que el proceso sea menos estresante para él.

Básicamente estas hormonas lo que hacen es ayudar a que el parto sea percibido como un evento placentero, a pesar de la intensidad de las contracciones uterinas. Pienso que podrían ser una explicación para los partos “orgásmicos”.

Yo tengo la experiencia de, durante mi primera labor de parto, no haber percibido las contracciones como dolorosas hasta trasladarme a la clínica.

Con esto pasamos a las catecolaminas (epinefrina y norepinefrina) que son hormonas que se producen como respuesta al estrés y activan el reflejo de pelear o huir.

Uno se preguntará ¿cómo es que hay que estar relajado durante el parto, pero estas hormonas del estrés se producen precisamente para ayudar a que el parto sea eficiente?

La respuesta es que todo depende del momento en el que aumenta la producción de estas hormonas.

Es verdad que niveles elevados de catecolaminas en cualquier momento del parto, excepto durante la etapa en que son necesarias, ralentizan e incluso paralizan el proceso.

A mí la acción de estas hormonas es la que me parece más interesante. Ahora veamos cuando es que se tienen que producir y cuál es su función.

Cuando las catecolaminas aumentan sustancialmente hacia el final de la labor de parto, o el estadio llamado “transición” provocan, junto con la oxitocina, contracciones súper fuertes y eficientes y ayudan a desencadenar el Reflejo de Eyección Fetal.

Durante la transición, que suele ocurrir entre los 8 y los 10 cms, la madre va a experimentar una fuerte oleada de catecolaminas, que le darán un boost de energía y fuerza. Estará alerta y expresará sentimientos miedo, rabia o agitación. En ese momento, junto con la oxitocina, las catecolaminas ayudaran a producir contracciones altamente poderosas que causaran un deseo irresistible de pujar. Esto se llama Reflejo de Eyección Fetal.

Es posible que si se produce el REF la madre ni siquiera tenga que pujar para que el bebé emerja. Las contracciones serán tan poderosas que el cuerpo solo expulsará al bebé. Si la mujer no está siendo perturbada por nadie, ella adoptara la posición ideal para que su bebé nazca de manera segura y ella misma pueda recibirlo en sus manos.

Aparte de esto las catecolaminas tienen otras funciones, sobre todo funciones protectoras para el bebé.

Ellas protegen al bebé de los efectos de la hipoxia y la subsecuente acidosis redistribuyendo el flujo de sangre y aumentando la capacidad del bebé para metabolizar la glucosa con niveles reducidos de oxígeno.

También ayudan a la adaptación extra uterina al elevar los niveles de glucosa y de ácidos grasos libres, protegiendo al cerebro de la hipoglicemia que puede ocurrir al bebé perder su suministro de glucosa de la placenta. Mejoran la adaptación respiratoria, la producción de calor, aumentan las contracciones cardiacas, estimulan la respiración y mejoran la sensibilidad y el tono muscular en el recién nacido.

También promueven que el bebé esté alerta en el momento del nacimiento y por la próxima media a una hora cuando ocurre el primer contacto con mamá, promoviendo el apego y la lactancia.

Por último, se ha demostrado que niveles altos de norepinefrina promueve los comportamientos instintivos de la maternidad y mejoran el aprendizaje a través del olfato, ayudando a que el recién nacido aprenda a reconocer el olor de su madre.

Finalmente pasamos a la prolactina, la hormona de la maternidad y la lactancia.

Durante el embarazo la función principal de la prolactina es preparar las mamas para la lactancia y ayuda a organizar el cerebro de la mujer para la maternidad. Una vez el bebé nace, comienza a funcionar la lactogenesis (producción de leche) que es inhibida en el embarazo por la alta producción de progesterona.

Durante el parto la producción de prolactina cae estrepitosamente, volviendo a elevarse considerablemente en los momentos después del parto y llegando a su pico a las dos o tres horas, para volver a caer y alcanzar otro pico entre 9 y 24 hrs posparto.

Se han reconocido más de 300 efectos de la prolactina sobre el  cuerpo, entre ellos: induce el comportamiento maternal, aumenta el apetito, suprime la fertilidad, estimula la actividad motora y de aseo, reduce la respuesta al estrés, estimula la secreción de oxitocina y la actividad opioide (por eso uno se siente como en una realidad paralela durante el posparto), altera el ciclo de sueño y alerta aumentando el sueño REM, reduce la temperatura corporal y estimula la analgesia natural; también tiene una influencia crucial en el desarrollo y la función del sistema inmune.

La prolactina también afecta a los hombres. Se ha demostrado que los hombres que viven con mujeres que están a punto de tener un bebé tienen niveles altos de prolactina, comparables con los de la madre. Esta hormona estimula comportamientos paternales de cuidado y los nuevos papás que presentan niveles altos de la hormona son más responsivos a los llantos del bebé.

Y aquí llegamos al final del ciclo hormonal del parto.

La primera vez que me encontré con esta información yo quedé maravillada. No podía dejar de pensar o hablar de esto que, para mí, son cosas que sería bueno que todos supiéramos en estos tiempos. Creo que harté a Christian hablando de esto por semanas jajaja.

Todavía lo leo y me maravillo con la perfección del diseño, con como la concatenación de todas estas hormonas y estos procesos pueden producir un resultado perfecto y con como cualquier tipo de disturbio puede mandar todo al carajo.

Espero que leer sobre esto te haya maravillado tanto como a mí.

Déjame saber si te interesa que escriba como las diferentes intervenciones que se usan en el sistema de atención al parto pueden afectar los resultados del mismo y la acción de estas hormonas.

Toda la información de esta publicación es sacada del libro “Gentle Birth, Gentle Mothering” de la Dra. Sarah Buckley. compralo aqui. *link afiliado

También puedes leer este reporte “Hormonal Physiology of childbearing” 

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