En mi primer parto les mencione que me realizaron la maniobra de Kristeller en la etapa de expulsivo. Aquí les cuento lo que es y sus implicaciones.

La maniobra de Kristeller es una maniobra que se realiza aplicando presión en el fondo del útero. Esta presión puede ser aplicada con las palmas de las manos, el codo o el antebrazo. Se hace mayormente para acelerar la etapa de expulsivo de la labor de parto.

Esta maniobra esta desaconsejada por varios organismos internacionales de salud e incluso está prohibida en Inglaterra, porque no existen evidencias de que sea efectiva y puede traer efectos secundarios nefastos.

Además, la mayoría de las veces se hace sin informar a la mujer de lo que se está haciendo y todo lo que implica y, por lo tanto, sin su consentimiento (fue mi caso), e incluso hay ocasiones en las que la mujer pide que paren el procedimiento y es simplemente ignorada.

Entre los efectos secundarios para la mujer están:

  • Lesión y dolor abdominal
  • Rotura de costillas
  • Desprendimiento de placenta
  • Rotura uterina
  • Inversión uterina
  • Prolapso de órganos pélvicos
  • Desgarros

Entre los efectos secundarios para el bebé se encuentran:

  • Caput succedaneum (hematoma craneal)
  • Rotura de clavícula
  • Lesiones en el plexo braquial

La maniobra de Kristeller es violencia obstétrica porque es una práctica altamente violenta y chocante, no es efectiva, en su mayoría se realiza sin consentimiento de la paciente, es decir, que se viola el derecho fundamental de decidir sobre la propia salud y el propio cuerpo.

En el momento que a mí me paso, yo no pude decir nada, pues entre toda la situación no entendía lo que pasaba y estaba disociada. Luego estuve varios días con dolor abdominal y una falta de fuerzas terrible.

Ya que conoces lo que es esto, si te pasa o llegas a presenciarlo intenta decir algo y negarte a que lo sigan realizando sobre ti.

No les pongo un video porque es verdaderamente traumático, pero si quieren verlo, en youtube pueden encontrar varios.

La historia y bienvenida de Tomás

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Tengo que admitir que duré alrededor de un año posponiendo el embarazo. Yo sabía que era lo que Dios me pedía, porque el llamado era constante. Pero yo tenía miedo. Las circunstancias de la vida nunca son perfectas para las decisiones importantes y los grandes cambios...

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