El reflejo de eyección fetal es un mecanismo que tiene el cuerpo para expulsar al bebé, de manera rápida, segura y poco traumática.
Generalmente este reflejo entra en acción en partos que no han sido intervenidos y donde la matriz hormonal se encuentra íntegra, por lo cual es poco frecuente en partos institucionalizados.
El mecanismo funciona de la siguiente manera: entre los 7 y 10 cms, etapa de la labor de parto llamada transición, la mujer es colmada con oleadas de catecolaminas (adrenalina y noradrenalina) que son hormonas del estrés que activan el sistema nervioso simpático.
En cualquier otra etapa del parto estas hormonas actuarían de forma negativa sobre el proceso, pero en la transición, las catecolaminas cumplen la función de darle un último empujón a la mamá. Es decir, le da fuerzas para llegar al final y la ponen alerta para actuar en el momento en el que su bebé es expulsado de su cuerpo. En estos momentos la mujer podrá sentirse desesperada, como que no puede más e, incluso, como que va a morir.
Con cada contracción, producida por la oxitocina, viene una oleada de catecolaminas que hacen que la misma sea más poderosa, provocando que el bebé entre al canal vaginal y descienda de manera eficiente.
Cuando el bebe está a punto de coronar, que comienza a extender la entrada de la vagina, el estiramiento de esa piel provoca que se produzca aun mas oxcitocina, adrenalina y noradrenalina, lo que provoca que el cuerpo puje por sí solo, sin que la mujer tenga que hacer ningún esfuerzo y así, el bebé sale rápidamente y, en la mayoría de los casos, sin provocar daños en el área perineal de la mujer.
Muchas dicen que la sensación es como vomitar, pero por la vagina, ya que es algo incontrolable.
En medio de este coctel de hormonas y de eventos la mujer que está escuchando a su cuerpo se pone en la mejor posición para que su bebé salga y que ella pueda agarrarlo fácilmente, sin que haya ningún accidente.
Este es el milagro de la fisiología. Cuando es dejada tranquila, la mayoría de veces, todo sale de manera perfecta.
¿Lo has vivido?